Es grave la situación en el país latinoamericano. El nuevo presidente quedó frente a una nueva crisis de seguridad.
La violencia en Ecuador llegó a un nuevo pico y dejó al recientemente electo presidente Daniel Noboa frente a una grave crisis de seguridad nacional.
Todo comenzó cuando se confirmó que se desconocía el paradero del criminal Adolfo Macías Villamar -más conocido como Fito- líder de Los Choneros. Este episodio, que derivó en una fuerte investigación policial, generó una serie de incidentes en cuatro prisiones en todo el país, con oficiales secuestrados por los reos, amenazas con cuchillos y mensajes amenazantes para el Ejecutivo.
Tras esta situación, el presidente declaró el Estado de Excepción en todo Ecuador, lo que implicó una suspensión de los derechos a la libertad de asociación, la inviolabilidad de domicilio, la inviolabilidad de correspondencia en las cárceles y la libertad de tránsito, entre las 23:00 y las 05:00 horas, durante 60 días.
Lejos de mejorar la situación, se comenzaron a registrar grandes actos de violencia. Las bandas narcos le declararon la guerra al Estado que incluyeron detonaciones de coches bomba, secuestros a empleados de un canal en vivo , vehículos incinerados, secuestro de policías, motines y fuga de presos e ingresos a universidades, escuelas y estaciones de subtes.
Por tanto, el Presidente declaró la existencia de un conflicto armado interno y pidió a las Fuerzas Armadas que ejecuten “operaciones militares para neutralizar a estos grupos”. No se va a “negociar con terroristas” agregó.
La ministra del Interior, Mónica Palencia, aseguró que todo el gabinete trabaja contrarreloj “por la recuperación de un estado de paz” y sumó que, “en este momento, las cárceles son el centro de atención específico”