Las altas temperaturas han hecho que dos especies de flores comiencen a proliferar en un signo más del cambio climático avanzado que estamos viviendo.
Dos especies de flores nativas de la Antártida se están propagando rápidamente a medida que aumentan las temperaturas , según el primer estudio que revela cómo se han acelerado los cambios en los frágiles ecosistemas polares durante la última década.
El aumento de plantas desde 2009 ha sido mayor que los 50 años anteriores combinados, coincidiendo con un rápido aumento de la temperatura del aire y una reducción en el número de focas, según los investigadores.
Las plantas pasan los 6 o 7 meses del invierno protegidas bajo un manto de nieve, pero incluso en verano tienen que soportar temperaturas negativas frecuentemente. Las dos especies están adaptadas al frío y a la congelación, aunque siguen estrategias distintas:
> El pasto antártico es una hierba perenne que crece entre las rocas. Es una planta que se autopoliniza, es decir, nunca abre sus flores, sino que las mantiene cerradas y el polen fecunda el ovario de su misma flor.

> El clavel antártico es una planta muy pequeña que crece en forma de «cojines» de 5 a 8 cm de altura. Cuando no tiene flores se puede confundir con un musgo, pero se reconoce fácilmente en verano cuando hace flores amarillas o blancas en forma de campana alargada.

El clima antártico es uno de los más afectados por el cambio climático y algunos estudios empiezan a describir los efectos del calentamiento en estas plantas. Aunque hacen falta trabajos a largo plazo para confirmarlo, ya se han encontrado indicios de que los claveles antárticos crecen más y se están extendiendo hacia el sur.