En la provincia tailandesa de Chiang Rai, un granjero ha convertido los campos de arroz en auténticas obras de arte vivientes.
Tanyapong Jaikham, el genio detrás de esta transformación, utiliza coordenadas GPS para ubicar estratégicamente plantas de arroz con hojas de colores, creando sorprendentes imágenes de gatitos que emergen en la cosecha final.
Jaikham fusiona arte y tecnología, destacando la importancia de la precisión en la siembra. Su objetivo trasciende el mero deleite visual, busca atraer turistas a la región.
Para mejorar la experiencia, se levantan torres de observación que permiten admirar estas ‘pinturas’ desde una distancia ideal, fusionando la recreación con un innovador enfoque educativo.
En medio de la diversidad agrícola tailandesa, donde el arroz ha sido históricamente visto como un cultivo para el consumo, Jaikham propone una nueva perspectiva. Al transformar los campos en galerías naturales, pretende potenciar el turismo y la agricultura de manera simultánea.