Un joven jujeño armó una moto con un elevador de tensión, una resistencia hecha con caos de cortina y un frasco de vidrio cerrado herméticamente conectado al carburador.
Se trata de Santiago Herrera, estudiante de la Escuela Agrícola Miguel de Güemes en Salta, Argentina. La idea surgió luego de una clase de química, en 2019, en la que vieron la “electrólisis”. A partir de allí con los elementos que tenía en su casa, creó una motocicleta que funciona con agua salada.
Se trata de un sistema electrónico, de bajo voltaje, la energía que hace funcionar la máquina es dada por el combustible que es hidrógeno, el que se desprende del proceso de electrólisis (divide las moléculas del agua, separando el hidrógeno del oxígeno con la electricidad)
“Mi proyecto consiste en usar agua sucia o agua de mar para hacer electrólisis, separando las moléculas de hidrógeno y las del oxígeno. Lo que usamos como combustible es el hidrógeno, que tiene alta volatilidad comparado con combustibles fósiles”, explicó el joven salteño.
“Un paso verde a la vez” es el nombre dado por Santiago a su proyecto, ya que él ve este gran invento como una solución ecológica que permitiría cambiar la industria automotriz. La moto fue fabricada en el 2019 por el estudiante que en ese momento se estaba presentando como presidente del Club de Ciencias de la Escuela Agrícola Martín Miguel de Güemes en Salta.
“Era para traer gente, tenía que hacer algo innovador ya que la escuela agrícola se destaca muchísimo con el apoyo que dan los profesores a lo largo de los proyectos”, explicó.

