La UCA reveló que la pobreza en el país aumentó al 54,6% en el primer trimestre de 2024 y la indigencia trepó al 19,8%. La caída en el ingreso promedio per cápita y el aumento de la desigualdad son factores clave.
La Universidad Católica Argentina (UCA) publicó su informe titulado «Nuevos pobres, pobres más pobres y más desiguales: ¿Una crisis que va quedando atrás o un peor futuro por venir?«, revelando que la pobreza en Argentina ha alcanzado el 54,6% en el primer trimestre de 2024. Además, la tasa de indigencia se situó en un alarmante 19,8%.
El estudio, basado en datos del relevamiento de distribución del ingreso y de las bases de datos de la EPH/INDEC, destaca que los procesos regresivos durante 2023 y el primer trimestre de 2024 han llevado a una pérdida de bienestar significativa, aumento de la desigualdad y disminución de los ingresos laborales y no laborales de los hogares.
Uno de los hallazgos más impactantes del informe es el retroceso en la distribución del ingreso durante la era Milei. Según el informe, “el 20% de la población con menores ingresos (1° quintil) se apropió solo del 4,5% de los recursos monetarios totales, mientras que el 20% de la población más favorecida económicamente (5° quintil) concentró el 52% del volumen de ingresos de los hogares”.
El ingreso promedio per cápita en el primer trimestre de 2024 fue de $233.695, comparado con los $255.247 del trimestre anterior y los $295.128 de un año atrás. Esto representa una pérdida promedio del 20% en el poder adquisitivo real entre el primer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024. En términos de ingresos de los hogares, la reducción en términos reales varió entre un 30% y un 15% en comparación con el mismo trimestre del año anterior.
Además, la capacidad de compra del ingreso promedio real disminuyó un 18,5%, mientras que la mediana cayó un 26,7% en un año. A pesar de esto, la tasa de empleo no registrado disminuyó levemente del 35,8% al 34,9% entre el primer trimestre de 2023 y el primer trimestre de 2024.
El informe también resalta la precarización laboral en el grupo de asalariados del primer quintil, con una tasa de hasta el 80%, en contraste con el 8,5% del quinto quintil, evidenciando la profunda desigualdad en el mercado laboral argentino.